Según el judaísmo, la edad del mundo es una, pero la ciencia plantea otra. ¿Esto es necesariamente una contradicción, o se pueden conciliar ambas posturas?

Debemos aclarar, primero, que éste es un tema muy extenso y profundo, y este espacio es limitado para abordarlo en toda su dimensión. Pero ofrezco una breve explicación al respecto:

En primer lugar, debemos entender que hablar de ciencia sobre este tema es algo que confunde mucho, ya que por lo general, cuando decimos algo en nombre de la ciencia, nos referimos a ciencias exactas. Es el caso de la medicina, la física, la matemática, o todo aquello que puede probarse en un laboratorio. Y por cierto, las ciencias exactas nunca entran en conflicto con el judaísmo, sino que en muchos casos, incluso corroboran datos escritos en la Torá.

Ahora, el tema de la edad del mundo está basado en teorías y especulaciones, sustentadas en ciertas extrapolaciones de medidas observables en un periodo limitado de tiempo (por decir el último siglo). Y no podemos decir con certeza lo que sucedió hace millones de años, basándonos únicamente en estas extrapolaciones. Sería como predecir el crecimiento de un ser humano, basándonos en su aumento de peso desde el nacimiento hasta sus primeros tres años; es decir, si el niño continuara creciendo al mismo ritmo que en esos primeros tres años, tarde o temprano ya no cabría en el mundo. Esto nos indica que lo que podemos observar en un lapso determinado de tiempo, no determina necesariamente que siempre fue así.

Una de las referencias que utiliza la ciencia para sustentar las teorías sobre la edad del mundo es la prueba de la partición de carbono-14. Lo que no se publica es que se han encontrado muchos otros factores que provocan esa partición, y que no tienen que ver con el tiempo. Uno de estos factores puede ser la radiación, como fue el caso tras las explosiones de las bombas atómicas en Hiroshima y Nagasaki. Ciertos elementos de esos lugares, tras ser analizados posteriormente a las explosiones, aparentaron tener billones de años, cuando se trataban de elementos recientes. Y así, otros factores actuales pueden provocar también la partición del carbono-14. En conclusión, el carbono-14 ya no se considera una referencia determinante para la edad del mundo.

No pretendo entrar en el tema de si hay pruebas o no, pues aunque hubiese evidencia contundente de que el mundo tiene miles de millones de años, ésta no sería una contradicción a lo que dice la Torá, ya que, si creemos que existe un D’os que creó al mundo de la nada, no tendría ninguna diferencia si lo creó con una apariencia de más edad.

Un ejemplo: la Torá menciona que D’os creó a Adam como un adulto ya formado. Si hubiésemos observado a Adam a los primeros minutos de su creación, asumiríamos que su edad es de unos 20 ó 30 años, cuando en realidad era un “recién nacido” (recién creado).

Otra supuesta evidencia de la ciencia para postular un universo de millones de años de antigüedad, es el hecho de que muchas estrellas están a millones de años luz de distancia. Esto sugeriría que el universo tiene millones de años, por el tiempo que tardaría su luz en llegar hasta nosotros. Pero D’os pudo haber creado las estrellas ya con su luz en la Tierra, sin que haya tenido que transcurrir todo ese tiempo.

En conclusión, en este tema, tampoco hay una contradicción entre la ciencia especulativa y la Torá. Las hipótesis de que el mundo tiene millones de años no excluyen la versión de la Torá de que D’os creó el universo hace miles de años en una condición de madurez, que podría sugerir una edad mayor.

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