SEMBLANZA

Cuénteme acerca de sus orígenes

Mis abuelos eran originarios de Siria. Mi abuelo paterno de Jalab (Alepo) y mi abuelo materno – de apellido Bissu  – de Sham (Damasco). Los dos emigraron a Argentina cuando eran jóvenes y ahí nacieron mis padres.

Mis dos abuelos fallecieron a temprana edad, por lo que mis abuelas se fueron abriendo camino; particularmente mi abuela materna que tenía una familia numerosa, sacó adelante a su familia ya que su esposo murió cuando nació su último hijo.

Fue justamente en su casa donde comenzó la Kehilá “Shuba Israel”, una de las primeras Comunidades ortodoxas de Argentina. En el patio de su casa se llevaron a cabo los primeros rezos de las fiestas mayores y posteriormente allí mismo se organizaron clases y todo tipo de actividades socio-religiosas. De hecho, en uno de aquellos encuentros se conocieron mis padres.

¿Cómo se constituye su familia?

Somos seis hermanos; cuatro hombres y dos mujeres. Yo soy el quinto. Nací el 26 de agosto de 1958.

¿Cómo eran sus padres?

Mi papá, Rab Elías Tobal, fue un hombre muy destacado en Argentina. Una persona sumamente activa que desempeñó un rol determinante en la Comunidad.

Cuando aún era joven – tendría unos 20 años –, se dio cuenta de la carencia de sentido religioso que impregnaba dentro de la colectividad, así que se unió al Rab Greenberg (a quien todos conocían como “el Ribbi”) para intentar organizar y estructurar un modelo religioso que contuviera a la Comunidad y marcara un camino de trascendencia.

En poco tiempo se convirtió en el guía espiritual y también en el Presidente de la Comunidad, un caso poco común. Desempeñó ambos roles por muchos años llevando una línea muy ortodoxa; era exigente y muy cuidadoso en todos los temas relacionados con la Halajá.

Bueno, no solo era estricto en lo referente a la Halajá… algo muy particular de él, -que realmente destacaba y que aún recuerdo y aprecio como una enseñanza de vida-, es que era igual de escrupuloso en las leyes del hombre hacia Dios como en las del hombre hacia el prójimo.

Era sumamente cuidadoso en lo que respecta a las relaciones humanas. Trataba con igual respeto a un líder importante que a un niño, a una mujer que a un anciano, a un judío que a un gentil. Cuidaba sus palabras y sus acciones para evitar hacer sentir mal o incomodar a alguien. Un hombre diplomático, sencillo. Podías darte cuenta de su nivel espiritual cuando observabas los pequeños detalles que tenía con las personas que lo rodeaban.

Estaba siempre al pendiente del bienestar de todos. En mi casa sonaba el teléfono todo el día y hasta las 12 de la noche de gente pidiendo consejos, consultando halajot, solicitando apoyo. Mi papá siempre estaba disponible para todos.

Fue un hombre muy querido y respetado por su Comunidad. Murió joven, a los 58 años, de cáncer. Recuerdo aún el día de su muerte, cómo lo acompañaron miles y miles de personas llenando las calles con profundo respeto y admiración.

Y mi mamá… un ángel, ella es como de otra dimensión. Una mujer muy dedicada a los demás, siempre buscando la manera de ayudar y de aportar. Puedes verla leyendo Tehilim muchas horas pidiendo por gente que muchas veces ni siquiera conoce pero sabe que tiene necesidad. Mi mamá no sabe qué es el egoísmo.

Acompañó a mi papá en su misión comunitaria siempre con una entrega incondicional y un corazón muy grande. Hoy en día reside en Israel, donde también viven mis dos hermanas con sus familias. Mis tres hermanos residen en Nueva York junto con sus esposas e hijos.

¿Cómo fue su infancia?

En el área religiosa, como ya mencioné, mi padre era muy estricto y yo crecí con esa educación. De joven viajé a Israel para estudiar en una Yeshivá que se llama Kol Yaakov; muy conocida, de alto nivel y de línea ultraortodoxa. Allí estudié seis años… mi formación fue muy rigurosa, religiosamente hablando.

Cuando comencé a estudiar más profundamente, me di cuenta que necesitaba emprender mi propia investigación buscando las fuentes y fundamentos de todas las prácticas y conocimientos que había aprendido y observado. Al hacerlo amplié mi visión y encontré mucho más sentido en conceptos que hasta entonces conocía superficialmente.

Me acerqué a las fuentes. Leí mucho, ahondé en el pensamiento de los grandes rabinos así como en el Talmud y el Shuljan Aruj. Me pasaba horas analizando los textos, indagando en las fuentes. Era muy autodidacta, en cierto modo considero que desde muy joven he sido un “investigador de la religión”.

De esa manera encontré respuestas a mis preguntas que me abrieron un panorama más claro de un judaísmo basado en fundamentos y argumentos sólidos.

Después de algunos años de estudio en Israel decidí regresar a Argentina por un tiempo y cuando iba de regreso, pasé por México para visitar a un amigo que se acababa de comprometer. Y esa corta visita a este país le dio un giro total a mi vida…

Platíqueme…

Pues resulta que aquí, en México, conocí a la que hoy es mi esposa, Gina. Ella es mi compañera y mi fuerza. Hemos crecido juntos y es la pieza fundamental en mi desarrollo como persona y como Rabino. Tenemos 38 años de casados y tres hijos. Dos mujeres y un hombre.

Cada uno de ellos es muy especial. Crecieron con una educación religiosa, pero con la visión enfocada en razonar y analizar todo con criterio amplio, para así practicar un Judaísmo con convicción y no solo por tradición.

Tienen valores, son inteligentes, de buen corazón y muy preparados tanto en el estudio de la Torá como en otras ciencias complementarias.

Mi hija Rina, la mayor, además de sus estudios religiosos, cursó la Licenciatura en diseño gráfico en Israel. Está casada con el Rabino Marcos Metta y es una mujer muy espiritual, dedicada a su familia y a desarrollar proyectos personales y comunitarios. Tiene seis hijos, cada uno con una personalidad única y original.

Mi hijo Elías, el segundo, estudió en la Yeshivá “Kol Tora” en Israel. Posteriormente se tituló como Ingeniero en Biomedicina, también en Israel. Actualmente trabaja como comerciante y dedica tiempo al estudio de la Torá. Imparte clases a jóvenes y es un hombre muy comprometido, con conocimientos en ciencia y en religión. Está casado con Alice Sitt y tienen 3 hijos, todos maravillosos.

Rossy, la menor, estudió en Inglaterra y en Israel, donde cursó diversos diplomados y adquirió conocimientos en muchas áreas. Además se ha preparado como Coach cuántica entre otros métodos. Yo digo que es una psicóloga innata; es una mujer muy sensible e intuitiva; sumamente espiritual, original y creativa. Tiene una hija de 6 años encantadora.

Me siento muy orgulloso de todos mis hijos, de cada uno como individuo y de sus logros profesionales y personales.

Y mis nietos… ¿qué te digo? Me derrito. Son lo más maravilloso que hay. Agradezco a Dios la bendición de ser abuelo de tan extraordinarios nietos.

¿Cómo se desarrolló su carrera como Rabino?

Cuando me vine a vivir a México, inmediatamente después de casarme comencé a dar clases en la Yeshiva Keter Torá, y un poco más tarde también en el Kolel Shuba Israel a los abrejim.

Posteriormente fungí varios años como Rabino en la Comunidad Maguen David. Mi función era atender a los deudos… pero como no tenía compromiso ni en Shabat ni en las fiestas religiosas (ya que no se atiende el luto en esos días), entré como Rabino a la Comunidad Monte Sinai parcialmente para Shabat y las fiestas. Así que estuve trabajando en ambas Comunidades durante algunos años.

Después de un tiempo, tanto la Comunidad Maguen David como Monte Sinai, me pidieron que entrara de tiempo completo. Me ofrecían un excelente puesto en ambas Comunidades. La verdad es que lo pensé mucho… basándome en mis ideales traté de premeditar dónde sería más útil.

En ese momento sentí que en la Comunidad Monte Sinai había más necesidad porque casi no tenían actividades de índole religiosa. Noté que había más margen para trabajar y con base en eso decidí entrar de lleno a Monte Sinai… y no me equivoqué.

Cuando entré, empecé a trabajar arduamente desde el primer día ¡Había mucho que hacer!

Para empezar comencé a organizar todo tipo de clases y actividades para jóvenes, hombres, mujeres, parejas… fomenté y apoyé el curso de Bat Mizva así como las pláticas prematrimoniales. Formé un comité que organizara clases de Torá para niños y adultos. Invité a Jacobo Mizrahi y muchas otras personas y juntos trabajamos con entrega total.

Fuimos creciendo progresivamente hasta llegar a lo que es hoy en día el maravilloso Talmud Torá Monte Sinai. Por la cantidad y calidad de las actividades y el número de personas que asisten a diario, puede ser considerado como uno de los mejores Talmud Torá que existen hoy en día.

Asimismo, me integré al comité de Prensa donde escribía regularmente tanto en el periódico como en la revista. Buscaba con aquellos artículos aclarar y fundamentar las prácticas que llevamos a cabo y desmitificar supersticiones.

También me involucré mucho en la escuela organizando todo tipo de actividades; conferencias, seminarios, pláticas… pronto me integre cono miembro del Patronato escolar, donde sigo participando actualmente.

En resumen: traté de involucrarme en todas las áreas donde creía que podía orientar y guiar siempre respetando y no imponiendo; educando y no regañando. Con sensibilidad y cariño.

Y sin duda, el reto más grande fue acercar a los jóvenes. Convocarlos era casi imposible; no mostraban interés y fue una tarea difícil atraerlos a las actividades.

Pensé mucho en una estrategia hasta que surgió la idea de que los acompañara al viaje de Israel que hacen todas las generaciones en 3º de secundaria. Fue un éxito total.

Ese plan casual, informal, amigable, permitió que la brecha entre los chavos y el Rabino se acortara y me fui ganando su confianza. Se formó una relación cercana y cariñosa lo cual me permitió acercarme más fácilmente, la relación se hizo más íntima y me preguntaban de todo… me permitieron conocer sus necesidades e inquietudes. Yo siempre me mostré abierto, sin juzgarlos y acompañándolos en su crecimiento.

Después de estos viajes, eran ellos quienes me buscaban a mí. Y fue así como comenzamos a organizar seminarios en las escuelas y actividades religiosas con mucho más participación.

Creo que ese es uno de los logros más grandes que he tenido en mi carrera. Aprendí que la educación informal tiene más éxito que la formal, que con paciencia y apertura se logran resultados más profundos y significativos y que si miras al individuo con respeto y cariño sin distancia por tu posición, te abren el corazón.

¿Cómo fue su relación con los Directivos y líderes comunitarios?

Honestamente, al principio que no nos conocíamos no fue tan sencillo. Tuve que esquivar muchas olas con paciencia y con visión, entendiendo que sería un proceso. Así, poco a poco, fui influyendo positivamente en la imagen que tenían de la religión y del religioso, y finalmente, con la ayuda de Dios, me fueron otorgando su apoyo y confianza y pudimos llevar a la Comunidad a un lugar mejor con firmeza y unión.

¿Cómo se preparó para tener las facultades de Rabino Principal?

La verdad, estudié muchísimo. Después viajé a Israel para titularme aprobando los exámenes ante el Rabinato Supremo y recibiendo el título de Rabino.

Estoy calificado para ser Moré Horaá, lo que significa que tengo la facultad de dictaminar una ley en base a los conocimientos adquiridos. Esto aplica en todas las áreas; Shabat, Pureza del hogar, Kashrut, Luto, etc.

Por lo general, no es necesario estudiar todos los temas para titularse como Rabino, pero comprendí que ser el Rabino Principal de una Comunidad es una responsabilidad tan grande que requiere del conocimiento en todas las áreas.

Fue difícil, porque sí son muchos detalles, pero decidí que esa preparación era indispensable para llevar bien mi papel; por eso estudié también para Shojet y Mohel. Cuando intenté aplicar mis conocimientos en el rastro y en los Brit Milot, me di cuenta que no iba con mi carácter…

Más adelante estudié para Sofer pero, sinceramente, no lo llevé a la práctica por falta de tiempo y vocación.

En la Comunidad Monte Sinai no teníamos Dayán (juez con facultad en divorcios), así que viajé nuevamente a Israel para adquirir ese conocimiento y las facultades para fungir como tal.

El título de Dayán calificado para hacer divorcios es el más difícil que existe en la carrera de Rabino ya que el hecho de llevar a cabo un divorcio es delicado y muy meticuloso, por lo que hay que conocer todos los detalles y las reglas a fondo.

Se requiere de muchísimo estudio para pasar los exámenes y demostrar conocimiento muy concreto en todos sus códigos. La verdad es que ponen muchas trabas para otorgar ese título y el reconocimiento del Rabinato Supremo. Gracias a Dios logré pasar los exámenes y obtener varios títulos de distintos Tribunales.

Es, sin duda, el título más importante que tengo en mi carrera.

¿Cuándo tomó el cargo de Rabino Principal? 

En el año 2007 en una Ceremonia muy emotiva me designaron como Rabino Principal de la Comunidad Monte Sinai. Desde ese día, he cumplido con esa responsabilidad hasta el día de hoy.

Este cargo es sumamente importante porque soy el responsable de marcar la línea religiosa en todos sus detalles. Me reúno periódicamente con todos los rabinos de Monte Sinai para asegurarme de que estamos en el mismo canal; que practicamos y enseñamos las mismas costumbres y lineamientos halájicos.

Y creo que en eso acertamos, porque, gracias a Dios, en la Comunidad Monte Sinai no tenemos confusión. Estamos todos en un camino muy claro que intento dirigir; se me consulta cualquier cosa referente a la parte religiosa y estoy enterado de lo que pasa.

IDEALES

Después de tantos años como Rabino Principal, ¿cuál cree que sea el conocimiento más importante que se necesita para ser un buen guía religioso y espiritual?

Para contestar tu pregunta te voy a contar una historia.

Un hombre que estudiaba la carrera de Rabino le preguntó alguna vez a su maestro:

“Rabí, he estudiado mucho para llevar a cabo mi papel de forma correcta, pero me doy cuenta que no se puede ser experto en todos los temas, son demasiados. Dígame, de los 4 tomos del Shuljan Aruj, ¿cuál es el que recomienda estudiar más a fondo para especializarme como Rabino?”

  1. “Oraj Jaim” (???? ????): ciclo de vida, oraciones y festividades.
  2. “Yoré Deá” (???? ???): kashrut y luto, entre otros.
  3. “Eben Haezer” (??? ????): relaciones entre el hombre y la mujer.
  4. “Joshen Mishpat” (???? ????): derecho público, penal y privado.

Respondió el Rab: “El más importante de los 4 tomos es el quinto tomo”.

El alumno se sorprendió de su respuesta: “¿No dijo que eran 4?”.

Y el Rabino, con mirada dulce le explicó: “Ese quinto tomo es el del Criterio y el Sentido común para saber utilizar esos 4 tomos”.

Cuando uno dirige una Comunidad está tratando con seres humanos e historias particulares. Lo más importante es usar la razón y el sentido común para tratar todos los casos con sensibilidad. Es imprescindible resolver cada situación considerando todo el panorama y mirando las particularidades de cada persona y su contexto.

Yo he tratado de especializarme en ese quinto tomo, utilizando mi criterio según cada caso, siempre apegado a la Halajá, sin olvidar que mi papel es dirigir y acompañar a la gente que pone su confianza en mí.

¿Cuál es su línea religiosa? ¿ultraortodoxo, liberal, modern orthodox, Jabad…?

No me gusta encasillarme en ningún grupo porque eso significaría tomar todo el “paquete” de algún movimiento con sus pros y contras y esa no es mi visión. Tomo lo que estimo correcto de cada grupo y no tomo lo que no me convence.

Me considero una persona que ante todo usa la razón y el criterio; busco siempre el fundamento, la sustancia y el argumento de las cosas.

Soy de línea 100% ortodoxa, siempre en la búsqueda de la verdad para aplicar lo que realmente es, sin exagerar para un lado ni para el otro.

Como siempre lo he dicho: “Agregar es reformismo y quitar es reformismo”. Trato de buscar el equilibrio; basado en lo que la Torá nos pide.

¿Cuál es su opinión acerca del Estado de Israel?

Considero que es sumamente importante nuestra conexión con Israel, tanto en la parte religiosa como de nuestra identidad. El destino y el sentido de nuestro pueblo están íntimamente ligados a nuestra Tierra.

De hecho hay preceptos que solo podemos llevarlos a cabo en Eretz Israel, como está escrito: “Ki tabó el Haaretz…” “Cuando lleguen a la Tierra…”. 

Najmánides incluso afirma que todos los preceptos de la Torá tienen como objetivo ser un entrenamiento para cuando lleguemos a la Tierra de Israel.

En las tefilot también lo mencionamos y lo reiteramos varias veces, como parte central de nuestra visión y objetivo como pueblo judío: “Vetejezena enenu beshubeja lezion…” “Que vean nuestros ojos el regreso a Zion…”.

En mi opinión, no reconocer al Estado de Israel es negar uno de los pilares más básicos del judaísmo, un lazo absoluto de nuestro pueblo con la Tierra Prometida.

Por otra parte, después de 2000 años de persecuciones, creo que ha sido lo mejor que nos ha sucedido. Fuimos un pueblo errante y hoy tenemos nuestro lugar, una Tierra donde podemos ser judíos abiertamente, un refugio que además genera respeto del mundo hacia el pueblo judío.

¿Hay algún personaje histórico religioso con el que se identifique?

Podría decir que con el Rambam. Fue un hombre muy estricto con la Halajá y al mismo tiempo sumamente abierto. Él consideraba la ciencia como algo central para comprender a Dios.

Admiro su racionalidad, su filosofía, el uso que tiene de la lógica y el rechazo a todo tipo de supersticiones. Lo considero un modelo que, sin duda, ha marcado mi camino espiritual y mi lineamiento a seguir como Rabino Principal de una Comunidad.

¿Y contemporáneo?

De nuestra época elegiría a Jajam Obadía Yosef, considero que tuvo un conocimiento muy extenso y profundo y su visión fue muy amplia, asimismo su apertura e inclusión como valores esenciales en un líder religioso. He intentado seguir ese camino en mi papel como Rabino y como persona.

¿Qué es lo que más disfruta de su trabajo?

Cuando logro dar paz y tranquilidad a la gente. Por ejemplo, cuando acompaño a los deudos y veo que mis palabras y mi compañía les dan serenidad. Me gusta sentir que aporto cierta calma en momentos de tristeza.

Por otro lado, cuando noto que los jóvenes que estudian se convencen por argumentos y no por imposición. Me encanta verlos comprometidos con el conocimiento que adquieren, porque lo integran y lo asimilan como parte de ellos y van desarrollando amor a la Torá por convicción. Se superan personal y espiritualmente, ¡es muy inspirador!

¿Cuál es su temor más grande?

Uno de mis mayores temores es morir sin haber terminado mi misión en la vida, antes de haber legado al mundo algo trascendente. No le temo a la muerte en sí, sino a no completar mi proyecto de vida.

Por otra parte, le pido a Dios poder gozar de buena salud para seguir haciendo mi labor sin impedimentos y con toda la fuerza y energía que demanda.

¿Cuál es su deseo más profundo?

Me propuse orientar a la Comunidad en la visión religiosa y mi verdadero deseo es ampliar la visión que tiene la gente acerca de nuestra Torá. La tradición es sumamente importante y también lo es utilizar la razón para comprender el sentido de nuestras leyes.

Deseo aportar conocimiento para no quedarnos en hacer las cosas porque “mi papá así las hacía” sin preguntarnos el origen y conectarnos con el sentido real, sin asimilar el concepto y ahondar en el racionamiento que tienen las mitzvot.

No es suficiente hacerlo porque mi papá así lo hacía… por supuesto que hay un valor en la tradición, sin embargo es necesario siempre investigar y analizar las bases en nuestras fuentes.

Mi objetivo ha sido siempre darle un sentido a los rituales y a las costumbres. Que la nueva generación – y también la no tan nueva – profundice y se conecte con la esencia de las cosas.

Mi aspiración es que, utilizando todos los medios tecnológicos y de comunicación que nos ofrece nuestra época, y el equipo increíble de rabinos empático y carismático con el que contamos, logremos transformar y elevar nuestro judaísmo a través del conocimiento.

Anhelo profundamente dejar como legado un judaísmo más fundamentado, equilibrado y real. Ese es mi verdadero deseo.

Estamos en el camino y vamos acercándonos al objetivo; espero en un futuro cercano cosechar los frutos de todo el esfuerzo y ver en la Comunidad un resultado notorio.

En 3 palabras, ¿cómo describiría su vida hasta este momento?

Satisfactoria

Exitosa

Retadora

¿Qué es lo que menos ha disfrutado de su trabajo?

Cuando entré a la Comunidad surgió la necesidad de atender el área de Kashrut y no había quién lo hiciera, así que tomé la responsabilidad. Fue muy duro, es un área complicada. Ha sido la etapa más desgastante de mi carrera.

¿Cuál es su visión y misión de vida?

Considero que hoy en día el judaísmo está atravesando una crisis muy fuerte; el mundo judío se está polarizando entre gente que se ha alejado mucho hasta el punto de la asimilación, y otra parte que se ha encerrado en un mundo ultraortodoxo que se mantiene aislado.

Claro que hay excepciones y hay gente que lleva un judaísmo equilibrado. Sin embargo, observo que existe esta polarización en el grueso de la población judía.

Y creo que la razón principal es que en algunos sectores se toma el judaísmo únicamente como un instructivo de rituales, poniendo casi toda la atención en cómo llevarlos a cabo en sus detalles más pequeños, y algunas veces descuidando la esencia y el sentido real detrás de cada ritual.

Claro que las formas son sumamente importantes: son el marco para llevar una vida judía. Pero considero que muchas veces se exagera a tal punto que se llegan a pisotear valores esenciales del judaísmo (como el respeto al prójimo, la armonía entre las personas, el cuidado del otro) por cuidar una forma que muchas veces, tristemente, carece de fundamento y contenido real.

Para ejemplificar esto, me gusta utilizar esta moraleja:

Vas a comprar un perfume. Tú pagas por el envase del perfume porque es primordial para poder llevarte el líquido, que es lo valioso. Hace la función de contener el perfume y es lo que le da sentido. Pero no deja de ser un medio. Sería una tontería comprar un envase de perfume vacío ¿o no?

Lo que quiero decir es que el envase, el ritual, tiene razón de ser y es imprescindible para mantener el contenido. ¡Pero muchas veces compramos el envase sin el contenido!

Y ese es el principal problema.

Hay prácticas que no tienen siquiera fundamento en las fuentes judías y les ponemos toda la atención, aunque eso implique violar preceptos y valores esenciales del judaísmo.

Esto, sin duda, provoca que exista un rechazo y un alejamiento de una gran parte del pueblo judío. Cuando se dan cuenta de ese absurdo y esa contradicción, buscan el sentido en otro lado abandonando sus raíces.

Y así es como yo creo que se genera esa polarización que me preocupa tanto.

Como Rabino principal de la Comunidad, puedo decirte que recibo cientos de llamadas con preguntas referentes a detalles de la Halajá, a ideas supersticiosas, a detalles minuciosos de las formas. Pero no me llaman para consultar cuál es la postura del judaísmo en temas de relaciones humanas, de lashon hará, la forma correcta de hacer transacciones comerciales, el cuidado de los sentimientos del otro…

En más de 30 años como Rabino, he recibido muy pocas preguntas de ese tipo ¡que son fundamentales en el judaísmo!

Se nos ha olvidado la esencia de nuestra identidad. Mi misión, sin duda, es regresar al origen y a un judaísmo más verdadero y humano donde la forma y la esencia adquieran la importancia que les corresponde.

La Torá nos dice: “No agregues y no quites”. El equilibrio es la medida en que Dios nos exhorta a comportarnos. Sin exagerar hacia un lado o hacia el otro.

Dedico mi esfuerzo a transmitir ese equilibrio, identificando todas las supersticiones, tradiciones y costumbres sin fundamento que nos alejan de un judaísmo maduro y verdadero, para erradicarlos de nuestra práctica intercambiándolos por los verdaderos valores de nuestra Torá.

Estoy seguro que si logramos eso, mucha gente más se identificará con el judaísmo y habrá un acercamiento importante a nuestra religión.

Y como máxima, el deseo de mi corazón es ser un eslabón entre las generaciones como trasmisor de conocimiento y amor a la Torá.

¿Cuál considera que es el “ideal religioso” para una Comunidad?

Una Comunidad debe llevar los valores de la religión que le impulsen a vivir en armonía con base en nuestras tradiciones, nuestra Torá, los valores humanos y al respeto mutuo. Esto se logra a través de una educación que busque el sentido real y fundamentado del objetivo de la Torá que es justamente ese: formar una sociedad justa, sensible, conectada, auténtica, consciente y responsable que esté en constante crecimiento.

En todos estos años ¿qué obstáculos ha tenido que enfrentar?

Mi puesto conlleva muchas responsabilidades, y para mí la principal es transmitir información verdadera y fundamentada siempre apegada a la Halajá.

Durante todos estos años me he topado con muchas supersticiones y reglas no fundamentadas o tergiversadas que están muy arraigadas en nuestra gente, y eso ha dificultado mi objetivo de orientar hacia el camino óptimo.

A la gente le cuesta mucho trabajo soltar costumbres y prácticas aunque no tengan fundamento alguno.

Aun así, considero mi obligación moral seguir informando y transmitiendo la verdad, aunque eso no resulte siempre fácil o muy popular.

Reconozco con emoción que, aunque ha tomado tiempo, la gente se ha mostrado abierta a conocer y aprender, a replantearse ideas y prácticas. Cada vez más personas estudian a profundidad y buscan respuestas que les hacen sentido y los conectan con la trascendencia. Hemos evolucionado juntos.

Mi labor la he hecho y la seguiré haciendo con honestidad y apegado a la veracidad de las leyes de nuestra Torá, por lo que tengo la intención de seguir llevándola siempre con integridad y fidelidad.

Por último, ¿qué frase o pasaje define su visión del judaísmo?

“Derajéa darjé noam vejol netibotea Shalom”

“Sus caminos – de Torá – son dulzura, y todos Sus senderos son de paz”

Proverbios 3.17

FACETAS

Además de la religión, ¿tiene algunos otros intereses o gustos?

De entretenimiento fuera de mi carrera me gusta mucho el tenis de mesa y el ajedrez, que ambos representan un reto mental muy grande.

El ajedrez está considerado el juego ciencia más completo que hay y es un ejercicio mental muy profundo. Y el tenis de mesa está calificado como el deporte más difícil y el segundo ejercicio más completo después de natación. Según estudios, en este deporte se mueven y activan todos los músculos del cuerpo.

Me gusta tanto, que incluso participé en las Macabiadas que se llevaron a cabo en México en tenis de mesa. Gané algunas medallas, fue una experiencia increíble.

Tengo una mesa en mi casa y cuando tengo oportunidad lo practico. Me ayuda a despejarme de tanto estrés.

Me gusta también viajar y conocer otras culturas. Sobre todo disfruto viajar a lugares de naturaleza; me relajo y me desconecto de las presiones que conlleva mi trabajo; me permite poner todo en perspectiva.