Religiosidad: ¿Qué ha Cambiado?

El judaísmo es una de las religiones más antiguas, y una de sus virtudes es su preocupación por la continuidad. Ser judío significa mantener una lealtad a los principios y tradiciones del pasado. Pero aún dentro de nuestra comunidad ortodoxa, hemos visto algunos cambios en las últimas décadas: cambios en la manera de vivir y entender la religiosidad.  La pregunta es: ¿estamos mejor o peor?

EMILIO BETECH R.

Una Conversación con el Rabino Abraham Tobal y el Rabino Yosef Jaim Benchimol

 

Todos lo hemos escuchado: las discusiones en casa sobre los cambios en el estilo de vida de tal o cual persona que “ya se hizo religioso”. ¿Su esposa ya usa falda y peluca? ¿Ya no va al cine? ¿O sea que ya no come en casa de su mamá?

O a veces nos sentimos con la autoridad para evaluar los comportamientos de los demás, incluso con argumentos comparativos: ¿Para qué anda con kipá si come queso en la calle? ¿Y cómo dice que es kosher si pide un pastel en Starbucks? ¿O es todo o es nada, no?

También nos gusta afirmar que en tiempos pasados, las cosas se hacían diferente: ¡Eso de andar con tzitzit no se usaba antes! ¡Los rabinos de antes nunca nos enseñaron estas cosas que hacen ahora! ¡Nos han impuesto costumbres que son ajenas a nuestra idiosincrasia!

La realidad es que los temas de identidad, ética y conducta son en sí fascinantes. No es que seamos necesariamente “chismosos”, sino que estas discusiones son vitales para entender el papel que juega la religión y el ritual es nuestra vida cotidiana. La manera en que expresamos nuestra identidad judía -y nuestra religiosidad- representa una afirmación de cómo entendemos nuestro lugar en el mundo, como individuos y como comunidad. Y todos esos códigos de comportamiento, asociados a nuestros usos y costumbres, dicen mucho del lugar que ocupamos en la gran historia de nuestro pueblo.

Pero, a ver… ¿Han habido cambios en nuestro judaísmo, o será que simplemente ahora nos fijamos más? ¿Puede la religión aumentar su nivel de especialización, como sucede con la medicina, por ejemplo? ¿Y qué hay de esa presunta influencia ajena en la religiosidad? ¿Le echamos la culpa a Argentina?

Para dar respuesta a todo esto, decidí sentarme a una mesa redonda -franca y sin tapujos- con dos rabinos de la comunidad: Abraham Tobal y Yosef Jaim Benchimol. Ambos, líderes religiosos con amplios conocimientos e indudable carisma, y sobre todo, una gran honestidad intelectual. El Jajam Tobal, de 56 años de edad, es Rabino Principal de Monte Sinai. Nacido en Argentina, llegó a México hace más de 30 años, logrando ganarse el cariño y respeto de decenas de miles.  Benchimol, de 35, representa más al sector joven, y como rabino y jazán de Bet Yosef, ha impulsado grandes actividades de valores y enseñanza religiosa.

¿Realmente ha cambiado la religiosidad en nuestras comunidades en los últimos 70 ó 75 años? Y si sí, ¿cuál, en su opinión, ha sido el cambio más dramático?

TOBAL: En los últimos 10 ó 15 años, hemos visto una gran apertura de mente en varias áreas, y uno de ellas es la religión. De manera muy significativa, hoy vemos que se ha ido quitando el miedo al estudio y al conocimiento. Antes, durante los más de 100 años de la comunidad, el enfoque estaba puramente en la tradición. “Así lo hicieron mis abuelos, y yo hago lo mismo que ellos”. Pero además, había un rechazo a la idea de entender, la gente decía “no me vengas con argumentos, no me vengas con filosofía, es tradición y así se hace.” Pero ahora ya entendemos que en la religión tiene que haber estudio y conocimiento. Porque habían cosas que se hacían, y no forzosamente eran las correctas. Un ejemplo: antes, en la comunidad, había un tabú de que no se puede comer queso en Pésaj, pero no hay una fuente religiosa que lo avale. Se creía, erróneamente, que la leche fermentaba para hacer queso. Cuando yo demostré que esto no tenía sustento, hubo, por parte de mucha gente, un rechazo contundente a la información nueva. En cambio, hoy ya se sirve queso en las seudot de Pesaj. Antes las cosas se hacían por inercia, y ahora se hacen con mayor entendimiento y con base en las fuentes rabínicas.

BENCHIMOL: Conozco a la comunidad desde hace 10 años y llevo ya 7 años trabajando aquí, por lo que no puedo hablar de lo que era antes. Pero yo señalaría la apertura de los jóvenes  por aprender y responder las preguntas de por qué hacemos las cosas. La juventud no acepta los mitos. Al mismo tiempo que seguimos las tradiciones, no se conforman con eso. Por ejemplo, no hacen el kidush solo por hacerlo, no es sólo el ritual. Quieren entender por qué. Mucha gente, cuando entiende ciertos temas,  nos dice “lástima que no sabía eso hace 30 años”. Antes algunas cosas se hacían sin motivo, y eso ya no lo aceptan los jóvenes.

¿Les parece que los jóvenes hacen mejores preguntas que los grandes?

BENCHIMOL: No sé si hacen preguntas mejores o más difíciles, pero tienen más interés por conocer las respuestas.

¿Y los grandes no tanto?

BENCHIMOL: Los grandes son más diplomáticos, pueden decirte que sí, pero no siempre aceptan cambios a las cosas a las que están acostumbrados. Un joven está más abierto para saber si una cosa es A ó es B, y el mayor no siempre quiere saber que su A no necesariamente sea la correcta.

TOBAL: Los jóvenes siempre son más idealistas, están más abiertos para reevaluar y replantear cosas que han estado aferradas 70 años. El joven, por naturaleza, busca el cambio.

¿Somos menos supersticiosos que antes?

TOBAL: Yo he luchado mucho contra la superstición. Los tenemos muy arraigados, por ejemplo, en el tema del luto; es terreno fértil, la muerte tiene que ver lo desconocido y hay miedos. Eso genera sugestiones mentales que se vuelven muy intensas. Cuando me toca atender estos casos, siempre procuro explicar esos errores y mostrar de dónde vienen esas creencias

¿Y por qué, religiosamente, es importante no creer en supersticiones?

TOBAL: Las supersticiones están absolutamente prohibidas por la religión, a tal grado que se compara con la idolatría, uno de los peores pecados en el judaísmo. Nuestro lema es “Shemá Israel”, la creencia en un solo D’os. Pero si yo creo que hay mala suerte si alguien me pasa la sal, le estoy dando un poder especial a la sal, estoy creyendo en algo más que D’s.

¿Y cuando a veces llegan algunos rabinos y creemos que si nos dan una berajá, nos va a ir bien? ¿Eso también es superstición, o no?

TOBAL: Es superstición, pero es muchos casos también es engaño. El judaísmo sí contempla la idea de que una bendición puede traer bendición tangible, pero no es magia, puesto que parte de un concepto filosófico judío que dice que D’os paga con la misma moneda. Es decir, si el hombre cumple con la palabra de D’os, entonces D’os cumplirá la palabra del hombre. Pero en el caso de muchos de estos rabinos y pseudo-cabalistas, que dicen poder ver el futuro, son charlatanes. Lo digo categóricamente.  El punto es que la superstición tiene que ver con miedos, es ponerle un poder a las cosas que no tienen poder. Aunque por mil años la gente pensó así, hay que manejar valores, no creencias mágicas.

¿Estos cambios son propios de los judíos de México, o se están dando en todo el mundo?

TOBAL: Son un cambio de época. Antes la gente, en todo el mundo, era más sumisa. Se obedecía todo lo que el rabino decía, sin cuestionarlo. Estamos hablando de una tendencia y una evolución a nivel mundial. Hoy es importante que se entiendan y se cuestionen las cosas.

BENCHIMOL: Y el Rabino Tobal ha impulsado mucho a que la gente pregunte. Porque además, va de acuerdo a lo que el judaísmo dice: que hay que preguntar. Incluso cuestionar la creencia en D’os. Antes había miedo al atrevimiento a preguntar.

¿Y el cuestionamiento al rabino como figura de autoridad? ¿Tenía más autoridad antes? ¿Era más venerado antes? ¿Cómo ha cambiado la figura del rabino, especialmente en nuestra tradición sefaradí?

TOBAL: Como existía esa educación de no cuestionar lo que diga el papá, lo que diga el adulto, de la misma forma, el rabino también era incuestionable. Tenía más poder. Ahora hay un respeto más auténtico, no basado en miedo. Es un respeto ganado, que nace por admiración, no por imposición. Por otra parte, esta tendencia mundial en que se ha perdido el respeto a muchas cosas. Antes el joven no fumaba frente a su papá. Lo veía como una falta de respeto. Cambiaron los tiempos, para bien y para mal. Hoy hay la idea de “¿quién eres tú para decirme?” Hoy el respeto se gana con méritos.

Ahora hay rabinos a quien todo mundo le habla de “tú”.

BENCHIMOL: Sí, yo prefiero que me hablen de “tú”. Necesito que la gente se acerque. Mejor que le hablen de “usted” a al Jajam Tobal, por su jerarquía, pero no a mí.

¿Pero un rabino es un rabino, no?

BENCHIMOL: La función de un rabino es acercar a la gente a D’os, y si por hablarme de “usted”, eso implica una distancia, o le va a dar pena acercarse, entonces ese supuesto respeto me está impidiendo que yo cumpla con mi función.

TOBAL: Y otro de los cambios en la evolución de la comunidad es justamente eso: antes el rabino estaba en su pedestal, era generalmente mayor, hablaba árabe… No se le podía preguntar de temas como, por ejemplo, sexo. Faltaba comunicación, y por eso mucha gente se quedaba con creencias erróneas. Cuando viajo con los jóvenes a Israel, ellos me ven como amigo, me ven en shorts, y se sienten con la confianza para acercarse y para preguntarme cualquier cosa. Así los podemos orientar mejor.  Y todo nuestro equipo de rabinato es gente joven, abierta, comunicativa.

Algunos dicen que en las comunidades sefaradim de México hemos adoptado comportamientos o estilos ajenos a nuestra cultura: argentinos, ashkenazim, hasta jasidim… ¿Qué hay de cierto de esto?

TOBAL: Muchos creen que “llegaron los argentinos” y las cosas cambiaron, pero no es tan simple. En el judaísmo, a nivel mundial, hay un fenómeno que sí ha sido evolutivo, positivo y negativo. Hay un fenómeno en que muchos rabinos impulsan la idea de las exageraciones, cosas como el “kosher mehadrim de mehadrim”, o los sombreros grandes, las vestimentas. En muchos casos, son simplemente casos de gente que imita a otros, como una muestra de admiración, y eso luego se mezcla con ideas no fundamentadas, y el resultado ya es algo muy diferente a lo que era originalmente. La ignorancia muchas veces se vuelve ley.

BENCHIMOL: El Rabino Tobal ha dicho que así como hay reformistas liberales, también hay reformistas ortodoxos.

TOBAL: La Torá dice “ni agregues sobre todo lo que te estoy ordenando, ni le quites”. Nótese que primero dice “no agregues”. Algunas personas a veces creen que mientras más prohíbas en la religión, más santidad habrá. Pero la Torá dice no. Nosotros hemos sido muy claros en explicar dónde están todas estas exageraciones.

¿Hay un factor argentino?

TOBAL: La mayoría de los rabinos del mundo hispano, en las últimas décadas, llegaron de Argentina, y muchos se prepararon en las grandes yeshivot de Israel. Pero es un fenómeno que está pasando en todo el mundo.

BENCHIMOL: Además, cuando estudias temas directamente en el Shulján Aruj, en el Talmud, temas como shejitá o nidá… te das cuenta que muchas de estas cosas nuevas no siempre tienen fundamento.

Pero cuando un rabino propone un cambio, incluso un cambio fundamentado, algunos lo sienten como una falta de respeto a los rabinos de antes, como decir “Qué, ¿los rabinos de antes no sabían?”

TOBAL: Sí hay cosas inventadas hoy, pero también es cierto que hay cosas que antes no se sabían. Siempre hemos tenido grandes rabinos en nuestra tradición de Siria, pero por la pobreza que había, no siempre todos los rabinos tenían la posibilidad de estudiar, tenían que sobrevivir, eran las circunstancias.

BENCHIMOL: Y por lo mismo que hemos dicho, cuando los rabinos hablaban árabe y ya la comunidad hablaba español (ya en México), a veces la barrera del idioma impedía que el mensaje del rabino fuera comprendido bien por toda la comunidad.

TOBAL: Y no sólo la barrera de idioma, también habían barreras culturales, como ya lo hemos mencionado. Así que, el punto medio: no es válido el argumento de que “a mí me enseñaron así y todo lo demás está mal”, porque es un hecho de que sí podía haber falta de conocimiento en los tiempos de antes, debido a las circunstancias; y también es cierto que hoy han llegado influencias con ideas ajenas, con cosas que a veces son exageradas o manipuladas o distorsionadas.

¿Existe una forma de religiosidad propia de lo sefaradí, de los judíos de Medio Oriente?

TOBAL: La religión es igual para todos, son los mismos valores y los mismos principios. Pero hay algo que caracteriza a lo sefaradí: la moderación, el equilibrio, la escuela de Maimónides, el “sendero de oro”. Creer en D’os, respetar la tradición, cumplir la religión, sin fanatismos. En el mundo ashkenazí podemos ver más la tendencia a los extremos, desde el que se hace ateo y reniega totalmente, hasta los movimientos ultra ortodoxos. Y por otra parte, el sefaradí siempre fue más humilde, más respetuoso. Nosotros no nos peleamos con otros por la religión, como algunas facciones jasídicas a veces hacen, somos más conciliadores y más tolerantes.

BENCHIMOL: Y muchos de nuestros rabinos de antaño era gente que amaba la humildad, se escondían para que la gente no supiera su grandeza. Tenían cualidades maravillosas de ayudar a los pobres, a los enfermos.

TOBAL: Muchos rabinos ashkenazim, al contrario, asumían posiciones de reverencia, muchos rebbes tienen casi un reinado, hay un culto a la personalidad. Los sefaradim siempre hemos sido más moderados.

¿Y eso se está manteniendo o ya también cambió?

TOBAL: La tendencia sigue, el sefaradí más alejado sigue teniendo fe y mantiene ciertas tradiciones. Muchos ashkenazim, cuando se alejan, se alejan totalmente. Aunque como ya mencionamos, algunos sefaradim han asumido prácticas ashkenazim. Por ejemplo, nosotros no tenemos la costumbre de salir a la calle con los tzitzit hacia fuera, pero hoy muchos jóvenes de yeshivá han adoptado esa práctica.

¿Qué opinan de los casos en que una persona se hace religiosa, y eso causa conflictos en la familia?

BENCHIMOL: Acercarse a la religión no debe causar conflicto con nadie, y si causa, estamos yendo en mal camino.

TOBAL: Hacerse religioso debe generar cambios, pero tienen que ser positivos. Un joven que se acerca a la religión tiene que empezar por respetar a los padres. Y también es valido que se respeten mutuamente. Porque así como un joven tiene derecho de estudiar la carrera que más le guste, también tiene derecho a empezar a respetar Shabat, si eso es lo que quiere, aunque los papás no estén de acuerdo. Pero todo empieza con el respeto. Y si hay una diferencia en la comida o en las vajillas – y recordemos que muchas de estas cosas son exageraciones sin justificación- pero en el caso en que la disputa esté justificada, debe aplicarse la ley de mutuo respeto. La verdadera religión no incluye conflicto, debe causar placer y alegría. Si genera enojos y discordia, no es religión.

BENCHIMOL: Porque también hay casos de familias, en donde no todos son religiosos, y todos se respetan y se llevan de maravilla.

TOBAL: La religión debe mejorar el ambiente familiar. Hoy en día, el respeto a los padres ya es algo un poco olvidado, así que la religión debe empezar por ahí.

Pero sinceramente,  eso no siempre se enseña en las clases de Torá. A veces les enseñan más que hay que cambiar las vajillas y todas esas cosas.

TOBAL: De nuevo, si sólo se enseña el ritual, eso está mal, porque eso genera sentimientos de superioridad y faltas de respeto. Pero cuando la religión se enseña bien, hay formas para encontrar la conciliación y mantener la armonía familiar.

¿Qué es para ustedes un “extremista”?

TOBAL: Un extremista es cuando alguien, por falta de conocimiento, por oscurantismo, llega al extremo. Es ceguera, irracionalidad. Pero no me gusta mucho la palabra “extremista” porque si yo cuido mi salud, y me voy al extremo en cuidar mi salud, eso no está tan mal. O el extremo de alegría tampoco es malo. Pero de nuevo, lo mejor es la moderación es todo.

BENCHIMOL: Para mí, el extremismo es fanatismo, y no lo acepto. No es lo que nos enseñaron nuestros sabios, ni lo que ordena la Torá. Por ejemplo, cuando una mujer, buscando vestir con recato, termina cubriéndose todo el cuerpo menos los ojos, eso es fanatismo. La Torá dice que recato no significa subyugar a la mujer, ni negarle su belleza. Fanatismo es desvirtuar la Torá.

TOBAL: Yo me siento muy orgulloso de nuestro equipo de rabinos, el cual tiene una visión, una línea de moderación. Y estamos preparando ya un manual de lineamiento, de nuestras costumbres y prácticos religiosas, para evitar problemas de exageraciones o de fanatismo. Todos estamos con la misma voz.

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