¿Cómo sabemos de que la Torá Oral fue entregada al Pueblo de Israel, junto con la Torá Escrita?
Comencemos explicando que la Torá Escrita, esa misma Torá que leemos en público los días lunes, jueves, Shabat y días festivos (también conocida como el Jumash), fue entregada a Moisés, junto con la transmisión de la Torá Oral, que funciona como su explicación. A esta interpretación le llamamos “oral” porque no se entregó de manera escrita como sucedió con el Jumash; más bien, se trasmitió verbalmente de D’os a Moisés, y posteriormente fue pasada a las generaciones siguientes de la misma manera.
Ahora, sabemos que esta transmisión original tuvo que haber existido, pues sin ella la mayoría de los versículos y las ordenanzas de la Torá no podrían comprenderse. Tomemos por ejemplo el precepto de habitar en una Sucá durante siete días. ¿Qué es una Sucá y cómo debe construirse? Esa información no aparece en la Torá Escrita pero fue trasmitida oralmente por el Todopoderoso. Lo mismo aplica con el tefilín: la Torá Escrita solo dice que debemos colocarnos una “señal” en la mano y entre los ojos, pero no está escrito qué señal debe ponerse y cómo debe colocarse. Y así sucede con casi todos los preceptos. La Torá Oral es la llave para comprender la Escrita.
Otro importante ejemplo sería el versículo que dice que si alguien daña físicamente a un compañero, deberá llevarse a cabo el procedimiento “ojo por ojo”. Literalmente, esto nos diría que causemos al agresor el mismo daño que produjo a la víctima, pero la Torá Oral nos dice que la explicación correcta del versículo no es la literal, sino que debe pagarse la reparación del daño causado, o en su caso, el valor de la lesión. Sin la Torá Oral no comprenderíamos -e incluso malinterpretaríamos- la Torá Escrita.