Las festividades judías e Israel

A las tres fiestas de peregrinación escritas en la Torá se les conoce como shalosh regalim. Reciben este nombre (shalosh ha reguel- tres veces a pie) pues en la antigüedad, en estos tres periodos cada año, todo el pueblo se congregaba en Yerushalaim para celebrar las fiestas en el Beth Hamikdash. Estas tres fiestas tienen una importancia tanto agrícola como nacional, pues por un lado, cada una representa una época de la tierra y por otro, están íntimamente ligadas con la identidad judía.

La fuente de estas tres peregrinaciones se encuentra en el libro de Devarim (Éxodo) capítulo 23 versículo14: “Tres veces celebrarás una fiesta para mí en el año”.

 

Expliquemos estas tres fiestas para entender de qué hablamos.

SUCOT

Llamada también Jag Haasif lo que significa la Fiesta de la recolección de todos los cereales.

Sucot es la fiesta de la abundancia tanto material (con la recolección de cereales) como espiritual, entendiendo que no necesitamos los lujos y la comodidad para ser felices, sino que debemos salir de nuestras casas “seguras” y entrar a una cabaña provisoria, poniendo nuestra confianza en D´os.

“La fiesta de las cabañas harás para ti siete días, al recolectar de tu silo y de tu lagar. Y te alegrarás en tu fiesta… Siete días festejarás para Hashem tu D’os en el lugar que elegirá D’os, ya que te bendijo Hashem tu D’os en toda tu producción del campo y en toda la obra de tus manos y serás solamente feliz”. (Devarim capítulo 15, versículos 13-15).

¿Qué quiere decir “ y serás solamente feliz”?, ¿por qué D´os nos ordena que reine solamente felicidad en esta época?

Sucot se le conoce como “zman simjateinu”, “el tiempo de regocijarnos”. Podría decirse que se trata de un mensaje Divino: No te quedes con la aflicción que viviste en Yom Kipur. Es de suma importancia sentir remordimiento por el daño causado y repararlo, pero no es sano quedarse en ello, hay que seguir con la vida que nos entregó D´os, la cual nos es otorgada para disfrutarla de una manera sana y armoniosa, obteniendo de ella lo que D´os nos ha dado y compartiendo con los demás. Cuando la vida se vive de manera positiva y llena de buenas energías, se transmite amor, alegría y bienestar.

Por otro lado, es importante analizar el fundamento de la festividad de Sucot referido al ciclo de la agricultura correspondiente a la Tierra de Israel y éste es que:

– Finaliza la recolección de los frutos, y se cierra así el periodo agrícola que volverá a comenzar con la siembra en el otoño.

– Se festeja en la época de transición entre la culminación de un período agrícola exitoso y el comienzo de uno nuevo cuyo éxito depende de las lluvias que habrán de caer.

– Se llevaban a cabo ceremonias cuyo propósito era rogar por la lluvias.

En su comentario sobre el midrash Sifrí llamado “HaTorá Vehamitzvá”, el Malbim (Rabí Meir Leibush, 1809 – 1879) nos explica que era una costumbre muy difundida entre los pueblos agricultores de aquellas épocas festejar con alegría en la época que comenzaba la cosecha de la cebada, al cosechar el trigo y también al concluir la época de la cosecha de la producción del campo.

D´os decretó el tiempo de estas fiestas relacionado con el tiempo en que los demás pueblos festejaban para ellos (además de que en esas fechas tuvieron lugar los distintos hechos de nuestra historia). Y es por eso que en Pesaj y en Sucot donde no era época de trabajo y acostumbraban festejar siete y ocho días respectivamente, D´os ordenó que también nosotros festejemos para Él las fiestas de Pesaj y Sucot con una duración de siete y ocho días respectivamente.

En el Talmud está escrito que jamás ha existido alegría tan sublime como la que se experimentaba en los días de Jol Hamoed en Sucot, los cuales se les conoce como “simjat bet hashoeva” (la alegría de la extracción de las aguas) en donde los leviim entonaban cánticos, hacían malabarismos y la alegría era desbordante.

Hoy en día es una práctica común en Israel, para conmemorar lo que se hacía en tiempos del Templo, montar orquestas y bailar en las diferentes instituciones e incluso en las calles.

Sucot rememora la época de recolección final de las cosechas y el camino hacia la concreción de ambas libertades (la material y la espiritual), con el consiguiente asentamiento en la Tierra Prometida.

 

PESAJ

Conocida también como Jag Ha aviv –lo que se traduce como Fiesta de la primavera – cuando la naturaleza florece después del invierno. Una época de resurgimiento que concuerda con el renacer de la nación judía. Se le conoce también como la Fiesta de la cosecha de la cebada.

Pesaj es la festividad más antigua en la historia de Israel y recuerda la salida de Egipto y la libertad de las cadenas materiales.

En la época del Templo, Pesaj se festejaba principalmente con la reunión de las familias, quienes comían el sacrificio de Pesaj junto con la matzá y el maror. Hoy comemos el afikomán (un pedazo de matzá) en recuerdo al sacrificio de Pesaj.

 

SHAVUOT

Es la fiesta por las primeras cosechas y el momento en el cual se conmemora la revelación Divina en el Monte Sinai con la entrega de la Torá al pueblo de Israel; alcanzando por lo tanto la libertad espiritual.

Es llamada también Jag Hakatzir, Fiesta de la cosecha de trigo o de la siega y Jag Habikurim, Fiesta de las Primicias.

Su sentido más profundo no es la alegría por el mero acto de cosechar, sino por las leyes que rigen esas tareas. Shavuot se ha constituido en un símbolo de la libertad del trabajador. No es la naturaleza la que determina las leyes de la cosecha y del trabajo, sino como lo indica D´os y lo aplica el hombre.

El enfoque judío tradicional de esto posee rasgos muy especiales: El hombre debe expresar su agradecimiento al Creador, llevando al Templo los primeros frutos del suelo, como ofrenda. De importancia mayor aún era otra costumbre: para que la gente pobre y el extranjero (“guer“) residente en el país pudieran obtener su parte de los frutos del campo, se determinó que todos los trabajadores dejarán sin cosechar una franja en los límites del campo (peá), no regresarán a recoger las espigas caídas (léket) ni aquéllas que hubieran sido olvidadas (shij- há).

Así, los mandamientos de hermandad y solidaridad pertenecen también a las leyes que rigen la cosecha.

La festividad de la cosecha no debía ser celebrada sólo por aquéllos que poseían campos: “Y te alegrarás ante tu D´os, tú y tu hija y tu servidora y tu esclavo y el levita que está morando en tus predios y el extranjero y la viuda”.

La idea de Shavuot podría condensarse en el ser humano, quien ejerce su control sobre la naturaleza; esto expresado en el trabajo, en las leyes laborales, en la manera de vivir.

Shavuot es el símbolo de la Torá y el trabajo, de una Torá que enaltece al trabajo y de una manera de vivir que se purifica mediante las leyes.

Al finalizar la época de la cosecha de la cebada, aquellos pueblos acostumbraban festejar un sólo día porque debían seguir trabajando en la cosecha del trigo, en el midrash (Sifrí Reé 196), Rabí Shimón nos enseña que D´os se preocupó por la situación económica de los hijos de Israel y por eso les ordenó que en lugar de festejar Shavuot varios días, al igual que Pesaj o Sucot, esta festividad sea celebrada un sólo día.

Fuera de las tres fiestas de peregrinación, además de Rosh Hashaná, está la conmemoración de Yom Kipur, donde todos los hebreos iban al Beth Hamikdash a presenciar el rito del Cohen Hagadol, quien era el único que entraba al kodesh hakodashim (Santo Sanctorum) y hacía una libación en nombre de todo el Pueblo de Israel. Se decía que de pie la congregación estaba muy apretada, sin espacio entre ellos, pero cuando el Cohen Hagadol pronunciaba el nombre más sagrado de D´os (Shem ha meforash) todos debían postrarse en el patio del Beth Hamikdash, todos cabían inclinados y nunca hubo quejas sobre el espacio; parecía que el mismo patio exterior se extendía para cobijar a los hijos de Israel.

En la actualidad, en el rezo de Musaf de Kipur se describe el ritual de aquellos tiempos y de igual manera, cuando se recuerda que el Cohen Hagadol mencionaba el nombre sagrado de D´os, nos postramos al suelo.

 

LA PEREGRINACIÓN

Hasta la destrucción del Segundo Templo en el 70 d.e.c., los judíos hacían su camino a Jerusalem para celebrar cada una de las fiestas de peregrinación. “Tres veces en el año comparecerán todos tus varones ante el Señor D´os, el D´os de Israel. Pues desalojaré naciones ante tí, y expandiré tus fronteras; tampoco codiciará hombre alguno tu tierra, cuando asciendas para comparecer ante el Señor tu D´os tres veces al año” (Devarim 34:23-24).

“Y sucederá que cada uno que quede de todas las naciones que se enfrentaron a Jerusalem ascenderá de año en año a adorar al Rey, el Señor de legiones, y celebrará la fiesta de los Tabernáculos” (Zacarías 14:16).

El pueblo estaba rodeado de enemigos quienes al ver que cada año el pueblo de Israel viajaba tres veces al año en las mismas fechas, les garantizaba que en ese periodo no iba a haber gente, y lo lógico hubiese sido aprovechar esas ocasiones para conquistar esa tierra o por lo menos saquearlos; sin embargo, D´os garantizó que a pesar de que habrán guerras y ataques, jamás sucedería en las veces que los hebreos realizaban estas tres peregrinaciones.

El precepto fue cumplido durante toda la existencia del Templo y nunca fueron atacados, y si una sola vez hubiesen sido hostigados hubieran dejado de confiar en D´os y en la Torá. Y nos preguntamos ¿acaso un ser humano podía haber garantizado el control de los enemigos asegurando que nunca atacarían en esas tres épocas?

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