¿Es verdad que debemos deshacernos de las ropas y pertenencias de un difunto inmediatamente o después de la shivá y que debe tirarse o quemarse la camisa rasgada de los avelim?

Absolutamente falso. Y no solamente no está indicado el deshacerse de las pertenencias del difunto, sino que está prohibido terminantemente por la Torá. Esta prohibición se conoce como “baltashjit”, que indica no desperdiciar o tirar algo que pudiera ser útil para alguien más. Incluso la camisa rasgada del enlutado podría coserse y volver a usarse como lo indica el Shuljan Aruj. En este caso hay sólo una aclaración: cuando es un luto de hijos por padres, estos no deben zurcir su camisa borrando toda huella del desgarre, esto por respeto al difunto padre y para tenerlo siempre presente.

En el caso de luto por otros familiares sí se puede zurcir sin dejar ninguna huella, y esa camisa puede seguir usándose o regalarla a alguien que la necesite. No es de ninguna manera necesario tirarla, y mucho menos quemarla. Para entender de dónde vienen esas ideas, vayamos atrás en la historia… anteriormente no existía la tecnología y la medicina tan avanzada con las que gracias a D’os hoy contamos. En épocas lejanas había enfermedades muy contagiosas las cuales podían acabar con la vida de una persona en poco tiempo, el contagio era un riesgo latente y real. Cuando una persona fallecía, como medida de precaución muy justificada, nuestros antepasados impusieron reglas de salubridad para la Comunidad, como tirar las pertenencias de un hombre fallecido recientemente. Siendo los familiares del fallecido los más propensos a ser contagiados por la enfermedad, también hacia ellos se tomaban medidas especiales; no se pasaban cosas de mano a mano a un enlutado, no permitían que entrara a casa de alguien más, tampoco podía estar en contacto con la comida… estas, entre muchas otras medidas de precaución, se llevaban a cabo en aquellas épocas.

Ahora, en el siglo XXI, tenemos médicos capacitados y diagnósticos específicos. Hoy ya no son necesarias estas prácticas como medidas de prevención y todas esas costumbres deben ser eliminadas ya que son completamente obsoletas, incluso llegan a ser peligrosas, ya que generan sugestión, miedo y desperdicio, sin tener ninguna base halájica. Es momento de erradicar esas ideas que la Torá no acepta ni avala. Nuestras Escrituras comparan la superstición con la idolatría. Ahora que sabemos el origen y la procedencia de estas ideas, debemos desarraigarnos de ellas.

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