Para tomar en cuenta en Pésaj…
En esta festividad surgen infinidad de cuestionamientos en torno a los alimentos y productos que encontramos en el mercado y que sabemos, con seguridad, que no contienen jametz. La pregunta es si en realidad necesitan de una supervisión rabínica especial para poder consumirse en Pésaj.
Hay varios alimentos que por costumbre de muchos años atrás, no solemos comer en Pésaj, no tanto por ser Din (estipulado por la Ley Judía), sino porque así acostumbraban nuestros abuelos y así nos enseñaron a nosotros. Muchas personas evitan estos alimentos con la intención de cuidar que en la casa se sienta verdaderamente el ambiente de Pésaj. Otras lo hacen por Jumrá (ser más estricto en la aplicación de la Ley), para alejarse de cualquier riesgo de comer jametz.
La supervisión rabínica que se realiza en todo el mundo en relación a los productos “kasher le Pésaj” debe seguir el principio estricto del Din, lo que está estipulado por la ley judía: supervisar que el producto no contenga rastro de jametz, o sea, ninguno de los cinco cereales prohibidos, en su forma fermentada TRIGO, CEBADA, CENTENO, AVENA y ESPELTA o sus derivados. En caso de que esto ya haya sido corroborado, no se necesita realizar ningún procedimiento especial para que el producto sea “kasher le Pésaj”. Si un producto no contiene ningún ingrediente jametz, no es necesario hacer una partida especial para que sea “kasher le Pésaj”.
Las tortillas sí están permitidas, cerciorándonos de que sean producidas exclusivamente con harina de maíz.
El queso y el yogurt blanco, sin sabor, se permiten en Pésaj, aunque se elaboren mediante la fermentación de la leche, ya que la fermentación que se prohíbe se refiere únicamente a los cinco cereales ya mencionados.
El vinagre y los encurtidos sí se permiten, siempre y cuando el origen del vinagre no sea de cereales, sino de caña o similares.
NO TODO LO QUE SE FERMENTA ESTÁ PROHIBIDO PORQUE DE SER ASÍ, NO SE PODRÍA BEBER VINO.
En el caso de chocolates, caramelos y otros alimentos que se procesan a base de varios ingredientes, necesitamos tener la certeza de que ninguno de éstos contenga jametz. Estos productos sí deben tener supervisión “kasher le Pésaj”.
Acerca del aceite vegetal comestible y de las papas “Sabritas”, se permiten las marcas que se conoce que son libres de jametz.
Los frijoles, las lentejas, el garbanzo y el tjine están totalmente permitidos. Hay quienes acostumbran no comer garbanzos y tjine, pero eso no tiene fundamento en la Halajá. Se hace solamente por costumbre.
En relación a las medicinas, si éstas son pastillas o cápsulas para ser tragadas, sustancias inyectables o pomadas, sí son permitidas en Pésaj aunque contengan alguna mezcla de jametz. Si se trata de pastillas para chupar o jarabes, cuyo sabor se siente en la boca, debemos cerciorarnos de que éstos no tengan jametz, ya que algunas podrían contener almidón de harina. De todas maneras, se recomienda, si es posible, solicitar al doctor que recete medicinas que no contengan jametz
Otra duda muy común se refiere a los enceres del hogar que se venden con el sello “kasher le Pésaj”, como papel de baño, jabones de tocador, detergentes, papel aluminio, papel encerado y cosméticos. NO se requiere de ningún tipo de supervisión rabínica para utilizar estos productos durante la semana de Pésaj. Una regla del Shulján Aruj aclara que: “cualquier jametz, que se encuentre en un estado en el que ni siquiera un perro lo comería, sí se puede utilizar”.
Son muchas, muy diversas y específicas, las preguntas en torno a lo que está o no permitido en Pésaj, y un rabino tiene la obligación de responder con la verdad, la verdad basada en lo que dicta la Halajá, la Ley Judía.
Es importante mencionar que todas las costumbres y leyes relacionadas con Pésaj tienen su propio valor ya que hacen que en nuestros hogares se sienta un ambiente diferente y que Pésaj sea un acontecimiento especial. Cuando una costumbre no hace daño a nadie, y mucho menos a nosotros mismos, ésta es permisible y de hecho, va modelando nuestro perfil cultural, como es el caso de la prohibición del garbanzo o las tortillas de maíz. Sin embargo, es importante distinguir entre el Din y los demás conceptos porque, por no conocer esta distinción, el Din puede correr peligro.
Por ejemplo: cuando se provoca un conflicto debido a la transgresión de una costumbre familiar. En este caso la costumbre está alterando un valor fundamental de la Torá que es la unión familiar. Lo que no sería justo es que el Din se desvirtuara por el peso de la costumbre.
Otro ejemplo: una señora obsesionada en la limpieza de techos y ventanas, buscando el jametz donde no puede haber, queda tan cansada que no podrá disfrutar del Séder y mucho menos de la Mitzvá que nos indica: “relatarás a tus hijos de cómo D’os nos sacó de Egipto”. En este caso, Pésaj perdería su significado central.
No perdamos de vista que Pésaj es el testimonio de nuestra fe. Pésaj es la historia que nosotros recibimos de nuestros padres y que ellos recibieron de sus propios padres y así se ha transmitido de generación en generación; una transmisión ininterrumpida de los hechos que ocurrieron hace muchos años en su más amplia y absoluta realidad. La prueba contundente de que “D’os es D’os…, que con Su grandeza, nos sacó de Egipto, mandó las plagas y realizó milagros”. Pésaj es la fiesta del testimonio, es el recuerdo fidedigno de nuestra liberación y la “Hagadá”, es el vehículo de esa narración.
La palabra “Hagadá”, viene de la raíz hebrea “lehaguid”, que significa “decir” y que nos lleva a transmitir el testimonio de nuestros valores a través de los tiempos.
Nota: El criterio usado en todo lo aquí expuesto es el que nos dicta la tradición sefaradí. En la tradición ashkenazi, existen ciertas costumbres diferentes de las nuestras.