Se dice que una persona cuyos padres viven no puede ir al panteón, ¿es verdad?

Realmente no hay ninguna prohibición sobre asistir al panteón para quien tiene a sus padres vivos. Esa idea social surgió por el sentimiento de sugestión que podrían llegar a tener los padres al ver al hijo entrar a un panteón. Generalmente, cuando uno asiste es porque perdió a un ser querido, que en este caso, podrían ser los padres. Esto daría la impresión de que van al panteón porque perdieron a alguno de ellos.

Por este motivo, un hijo no debería ir al panteón si es que sus padres viven y sabe que se pueden sentir mal. Cabe recalcar que no es porque esté prohibido, sino por la obligación de respetar y de no hacerlos sentir mal. De ahí surgió la costumbre de pedirles permiso; si ellos lo autorizan, no existe ninguna restricción.

Personalmente considero que es sano que un niño en ocasiones no traumáticas asista al panteón, lo conozca y lo asimile como algo natural. Con esto se evita que la primera vez que tenga que ir por la muerte de un ser querido, aunado al fuerte dolor de la situación, se le agreguen los miedos y mitos que acumuló durante su vida acerca del panteón.

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