Estoy en proceso de divorcio, me gustaría que me aclare si es verdad que en el ritual que se hace la mujer es humillada.
Es un error absoluto. Para realizar un divorcio se lleva a cabo una ceremonia muy sencilla en donde ninguna de las dos partes es humillada.
Así como en la ceremonia de matrimonio el hombre entrega el anillo y la mujer lo recibe frente a dos testigos, para que el divorcio sea válido, el hombre entrega a la mujer un documento (guet) frente a dos testigos. En ambos casos tiene que haber un mutuo acuerdo voluntario e incondicional entre la pareja.
¿Cómo es el ritual? La Torá indica que cuando uno se va a divorciar “vekatav la sefer keritut venatan veyada” (y escribirá un acta de divorcio y se lo entregará en sus manos). Para ello se contrata a un Sofer que escriba el documento en lugar del esposo. Cuando el documento está listo, él lo toma en su mano y declara frente a los testigos: “Éste es tu guet y con él quedas divorciada de mí…” Finalmente se lo entrega a la mujer.
Quizás esta idea surge de la confusión relacionada con el divorcio de Jalitzá. La Jalitzá se lleva a cabo cuando muere un hombre casado sin haber tenido hijos y la viuda debe de casarse con su cuñado. En caso de que las partes no estén de acuerdo, como parte del ritual se aplica un acto de rechazo hacia el hombre.
Puedo garantizar que la ceremonia de divorcio no implica ningún acto de humillación, independientemente de lo fuerte que representa el divorcio en sí.