¿Qué sucede cuando se está planeando una boda y surge un luto en la familia?
Como regla general, está indicado que la boda tiene prioridad al luto, a tal grado que en el Talmud se menciona que, si D’os no lo quiera, fallece un familiar directo del novio o la novia y la fecha de la boda está próxima o incluso es ese mismo día se debe hacer la boda normal, con música y seguida de los siete días de festejo. Al terminar esos siete días corresponde comenzar la semana de luto. Con esto queda muy claro que se le da más importancia a la boda que al luto. Sin embargo, si hay una boda programada con tiempo y surge un luto y no hay problemas para cambiar la fecha, por lo menos para después del mes de luto, sí se puede cambiar, para que pueda participar la mayoría de la familia.
Si causara pérdidas económicas u otras complicaciones, entonces sí se puede llevar a cabo en la fecha fijada. En ese caso, los papás de los novios, los abuelitos y hermanos, aún estando de luto, pueden participar en toda la boda, incluyendo el banquete. Los demás familiares pueden estar sólo en la Jupá, siempre y cuando no sea dentro de los siete días de luto. Los tíos que estén muy relacionados emocionalmente con los novios, y que su ausencia les pudiera provocar angustia, sí se les permite participar en el banquete. Cuando éste es el caso, se acostumbra que ellos desempeñen alguna otra función, como pasar y acomodar a los invitados, o servir la bebida, entre otras cosas, simbolizando que no están nada más por la alegría sino que también están ayudando.
No hay que olvidar que es una Mitzvá muy importante, alegrar a los novios en su boda.